martes, 23 de abril de 2013

Experiencia N º 8 - Marianne Jørgensen, «Pink M.24»



El tanque de combate que se utilizó en la Segunda Guerra Mundial fue el escenario de esta obra de arte, como protesta contra el gobierno de Dinamarca por participar en la guerra en Irak apoyando a EE.UU. El tanque se recubrió desde el cañón a las orugas con cuadrados tejidos con lana de color rosa. Los cuadrados de color rosa de 15 x 15 cm. fueron tejidos por muchas personas de muchos países europeos y de Estados Unidos. El proceso de recubrimiento del tanque se documentó con un video y este video se muestra en "Nikolaj, Centro de Arte Contemporáneo de Copenhague" (Copenhague, Dinamarca) como parte de la exposición 'TIEMPO' del 27 abril al 4 junio de 2006.

La cubierta de color rosa se compone de más de 4.000 piezas tejidas punto por punto por voluntarios de Dinamarca, el Reino Unido, EE.UU. y otros países. Las personas fueron convocadas a través de Rem Club de Tejido; de amigo a amigo; a través del boca a boca; por medio de Internet; de grupos de tejedores conformados para este proyecto específico; y de otros grupos ya existentes que se dedican a tejer. 
El efecto visual de todos estos parches cuando se unen en una manta rosada genera una reflexión de gran alcance física y personal. La impresión principal del tanque tejido es que está armado en cientos de parches tejidos por diferentes personas de maneras diferentes e individuales: a rayas, de colores, con dos agujas o al crochet, muy o poco tupidos, en diferentes puntos, con distintos patrones, etc. Este tejido colectivo representa una declaración de resistencia a la guerra en Irak.

Entre el 7 y el 11 abril, 2006, el tanque fue colocado en frente del Centro de Arte Contemporáneo Nikolaj en el corazón de Copenhague. Hubo voluntarios permanentes en el lugar dedicados a coser las piezas que cubrirían el tanque.

La posibilidad de "tejer sus opiniones" da al proyecto un aspecto significativo. El cuadrado tejido de 15x15 centímetros, como elemento común en el proyecto, le da valor más allá de las palabras. La mayoría de las personas teje, y la mayoría de la gente tiene un poco de lana de color rosa de sobra, y un montón de gente está dispuesta a utilizar el equipo que se necesita para tejer. Para colaborar con el proyecto, sólo se debía invertir en el parche y en el dinero de los costos de enviarlo por correo.  Personas de diferentes edades y nacionalidades, y de ambos sexos han sido el equipo que llevó a cabo el proyecto «Pink M.24 Chaffee,
Un tanque envuelto en rosa» junto con la tejedora convertida en artista-activista Marianne Jørgensen.
Cuando la manta se termina finalmente, y se envuelve alrededor del tanque, se convierte en un símbolo de la inutilidad de la guerra.

Similar a una situación de guerra, juntarse a tejer en casas, genera vínculos, comunión, cercanía y tiempo para la reflexión. Desde que Dinamarca se vio envuelta en la guerra de Irak se han hecho diferentes variaciones de los tanques de color rosa, y tengo la intención de seguir haciéndolos, hasta que termine la guerra. Para mí, el tanque es un símbolo de pasar por encima de las fronteras de otras personas. Cuando se cubre de rosa, hace que esté totalmente desarmado y pierde su autoridad, se convierte, en el contraste de colores y materiales cuando se combina la lana tejida con el tanque”
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Experiencia Nº 6 - Jorge Galindo y Santiago Sierra



“LOS ENCARGADOS”. JORGE GALINDO Y SANTIAGO SIERRA.
 

  
El proyecto “Los encargados” de Jorge Galindo y Santiago Sierra está formado por un vídeo de 5 minutos de duración, en blanco y negro con sonido ambiente y con la Varsoviana soviética como música de fondo. Rodado durante la madrugada del 15 de agosto del pasado verano, las imágenes muestran una procesión de siete coches oficiales coronados con gigantescos retratos colocados boca abajo y pintados también en blanco y negro. Una procesión muy especial: siete coches de alta gama subiendo desde Plaza España por la Gran Vía madrileña hasta la Cibeles. Siete coches que cargaban con otros tantos retratos, situados bocabajo . En el primero se ve al rey Juan Carlos. Le siguen los rostros de los presidentes de los sucesivos Gobiernos desde la Transición: Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo-Sotelo, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Son, en palabras de Sierra, las caras visibles del régimen, "las de los encargados de representar los intereses de la banca, del Pentágono, de Roma, de los terratenientes, del Ejército"... Galindo declara que todos ellos son responsables de "políticas asesinas". "Hay que decirlo muy claro: hay gente muriendo y otros miles robados y echados de sus casas. El mal tiene un principio y nosotros estamos hablando del tocomocho de la Transición, dirigida por las élites políticas del franquismo para perdurar hasta nuestros días. Señalamos a los encargados del gran timo".


 
 


Como todo el trabajo de Sierra, la procesión en sí misma remite a un hecho social que, al devenir imagen-espectáculo, corre el riesgo de perder su potencial. Sin embargo, este trabajo no entra, pensamos, en complejas dinámicas en relación a las correctas relaciones entre arte y política: simplemente dar visibilidad al descontento ciudadano y a la indignación, representar el descalabro socio-político en una procesión con tintes de funeral. 


Efecto centrífugo de esta crisis que estamos viviendo es la interrogación que a cada uno se nos hace acerca de si estamos, o no, a la altura. A la altura de los tiempos, a la altura de las necesidades. Estar a la altura. ¿Estamos a la altura?, ¿está la sociedad a la altura?, ¿está el arte a la altura? Porque si ellos no, si ellos –políticos y adláteres- no lo están, eso no quiere decir más que una cosa: que la necesidad de respuesta nos rebota multiplicado su efecto devastador por cien. 

Pero quedémonos con la pregunta que nos importa aquí, la del arte. ¿Está el arte a la altura? Es decir, de una vez por todas, ¿está sirviendo el arte para algo? Porque nos cansamos de decirlo, se nos llena la boca: arte-político, como si fuera una coletilla, una obviedad que adjetiva lo común de unas prácticas llamadas a provocar un desacuerdo en el entramado sensible de la comunidad. Pero, ¿político, ahora que parece tener la oportunidad, es el arte político?

El problema es que si lo político es asimilado por el arte, además de desactivar al propio movimiento, también –como corolario- se infiere que el arte es incapaz de actuar en la realidad. Y a la inversa, intentar desvincular totalmente el movimiento de lo artístico para no desactivarlo, se termina por incurrir en la misma desavenencia: que el arte carece de cualquier capacidad política para transformar las cosas. 

Mucho se podría entonces hablar acerca de las relaciones entre arte y política, relaciones que, sin anular el potencial de ninguna de ellas, deberían concitar la posibilidad del disenso, la articulación rupturista de un régimen de sensibilidades comprendido como nuevo reparto (en la terminología de Rancière) de sensibilidades. Pero lo que al menos sí puede decirse es que movimientos sociales actuales han encontrado en el arte una manera de lograr visibilidad. Es decir, una estética precisa a sus intereses, una ocupación del espacio público llamada a redirigir las visibilidades.

Porque de eso era de lo que se trataba: hacer que la voz de los “sin voz” sea visible, adquiera visibilidad, que lo invisible se torne visible. Lo importante del movimiento indignado es el de haber dado visibilidad a una nueva subjetividad, a una nueva víctima que, al contrario de lo que suele suceder, es capaz de tener voz, de hacerse visible. Y, en este régimen, ser visible es entrar en la política.

 



Es en este punto preciso donde se levanta la obra de Sierra y Galindo: dar visibilidad, otorgar una representación a la indignación que el sistema democrático provoca actualmente en el ciudadano medio. La indignación surgida como respuesta a la obvia desigualdad estructural que evidencia un sistema democrático con tics adquiridos, señala bien a las claras a su propio mito fundacional: el mito de la Transición. La democracia, deficitaria en primer momento por razones obvias, no fue nunca objeto de acicalado por los caciques de la cosa comunitaria, sino que, más bien, sirvió de repetición paranoide con la que poner trapos mojados a un sistema que se caía –y se cae- a trozos.

Lo que escenifican estos artistas es el hecho de que la indignación no remite únicamente a un momento concreto y actual de la historia política española, sino que llega hasta la misma génesis del régimen democrático: en el origen de la gran crisis económica, institucional y política del país subyacen las carencias democráticas del pacto de la transición, la ausencia de la separación de los poderes del Estado, la falta de controles democráticos y de una ley electoral representativa, lo que ha favorecido la llegada al poder de gobernantes de escasa calidad (de Zapatero a Rajoy, y sus respectivos gobiernos) con responsabilidades directas en la grave crisis social del país y en la “corrupción ambiental” del Estado.



Lo que logra Sierra y Galindo no es una precisa relación entre estética y política –de hecho no creo que les interese demasiado nociones como la de autonomía o indecibilidad estética. Lo que logran es dar cabida, crear el espacio, para que otros imaginarios representativos puedan tener lugar. De eso, cómo decíamos al principio, va el arte: de practicar y ensayar con las visibilidades para organizarlas de otra manera. Sierra y Galindo articulan una procesión donde la historia no redime a las víctimas sino que, sin compasión alguna, condena a los culpables.

¿Creen que el mundo del arte está a la altura de las circunstancias o los seis millones de parados requerirían más atención? Sierra responde que él no es quien para "decirle al mundo del arte lo que tiene que hacer". "Cada uno verá lo qué hace o no hace. Además, al mundo del arte tampoco le agradan las sugerencias. Los seis millones de parados necesitan auto organizarse para generar sus propios medios al margen del Estado y el capital o todo lo al margen que se pueda; asociarse y luchar juntos por no tener que pedirle trabajo a nadie. No es toda nuestra atención lo que necesitan".
Ambos se muestran preocupados por la pérdida de derechos ciudadanos y la represión contra quienes participan en movilizaciones en la calle. "Rajoy está utilizando la crisis y su mayoría absoluta para convertir al Estado en un régimen autoritario y como tal están saldando cuentas pendientes", dice Galindo. "Este no es un país libre. Opinar sobre esto es punible ahora en la legislación española", remata Sierra.
El final de esta situación no parece estar a la vuelta de la esquina. Galindo opina que "lo único que puede cambiar este sistema político-financiero tan injusto es el poder y la organización de la gente". "Cada vez que oigo a un político hablando de la crisis, se me revuelven las tripas. Es el zorro cuidando de las gallinas. Lo grave es que sus mentiras matan a la gente".


Fotograma del vídeo de Santiago Sierra y Jorge Galindo





Siete pinturas y diez fotografías/galería  Helga de Alvear. Madrid

Experiencia N º 4 - MUJERES PÚBLICAS




Mujeres Públicas es un grupo feminista de activismo visual que trabaja colectivamente desde el año 2003. Nuestra propuesta es el abordaje de lo político a partir de la creatividad como alternativa a formas más tradicionales de militancia. Uno de nuestros objetivos es denunciar y hacer visibles situaciones y lugares de opresión que vivimos las mujeres como sujetos sociales a través de la producción y puesta en circulación de herramientas simbólicas. Intentamos, a través de nuestras acciones, denunciar y desnaturalizar prácticas y discursos sexistas que encontramos profundamente arraigados en nuestra cultura. Desde un principio pensamos el espacio público como el lugar más apropiado para desplegar y poner en diálogo lo que producimos. Con la intención de alentar a la reapropiación, elegimos utilizar materiales de bajo costo para hacer afiches, objetos y acciones que pegamos en la calle, repartimos y dejamos en diferentes contextos y creamos esta página Web a través de la cual se puede acceder y bajar la mayor parte de nuestro trabajo. De este modo intentamos producir, también, recepciones dispersas y abiertas en contraposición a la tradicional contemplación artística así como posibilitar múltiples interpretaciones eludiendo el discurso lineal del panfleto político.
• Con un pie en el arte y otro en el activismo político y los movimientos sociales el tipo de activismo que sostenemos es un intento de desafiar, explorar o borrar las fronteras y las jerarquías que definen tradicionalmente al arte tal y como éste es instituido desde el poder. Nuestras prácticas suponen la plasmación de una voluntad por dar y darnos voz y visibilidad a quienes se nos niegan derechos y una verdadera participación y de ampliar las fronteras de un hacer creativo generalmente reservado a unos pocos
• Partiendo de nuestra adscripción al feminismo, entendido como un movimiento social, que es también un cuerpo de conocimientos que involucra prácticas, experiencias, saberes y resistencias a partir de las cuales las mujeres hemos puesto en cuestión las relaciones asimétricas de poder entre los sexos es que no concebimos lo político como una serie de contenidos sobre los cuales gira el trabajo y que nuestra propuesta grupal sea el abordaje político a partir de la propia vivencia cotidiana y subjetiva.

• Mujeres Públicas es un grupo de creación visual y de activismo, dos prácticas que, si bien pueden tener puntos en común, son esencialmente diferentes. Esta doble condición nos coloca en un lugar de tensión que se ubica en el núcleo de la ya bastante transitada discusión acerca de la relación entre arte y política.
¿Subordinar la creatividad a las necesidades y la agenda política? o ¿priorizar los procesos creativos aunque esto implique largos periodos de silencio activista? Como grupo abordamos la creación desde la invención y la imaginación mientras que encaramos nuestro activismo desde la presencia continua en las calles, desde la reiteración de reivindicaciones y derechos que no hallan aún solución. Es por esto que intentamos llevar adelante nuestra actividad a partir de dos caminos: Sostener una presencia activista en el espacio público reeditando piezas gráficas o intervenciones producidas a lo largo de nuestros 7 años de trabajo (obras que sentimos vigentes políticamente) mientras esto nos permite disponer del espacio y el tiempo subjetivos necesarios para plantear nuevas creaciones que no estén atravesadas por otra urgencia más que el deseo de hacer
Pero, sobre todo, creemos en la importancia de ganar el espacio público para transformar el espacio privado y la vida cotidiana de las mujeres.
Ante el saber-poder de la afirmación que adiestra, cierra y cancela interpretaciones, proponemos la pregunta.
Hacemos una pregunta no prevista en el catálogo formateado de nuestras posibilidades apelando a un cambio de posiciones, produciendo un enroque donde lo normativo pasa a los bordes y ocupa un lugar subordinado.
La pregunta, creemos,  abre caminos de pensamiento, no sentencia ni cierra una idea sino que sugiere y posibilita otras miradas.



• En nuestro trabajo confluye la reivindicación de derecho con nuestra subjetividad y es a partir de esta confluencia desde donde se impulsa nuestra acción, desde nuestra cotidianidad, desde pequeñas e íntimas preguntas.

• Nuestro objetivo ha sido, desde un principio, denunciar y hacer visibles situaciones y lugares de opresión que vivimos las mujeres como sujetos sociales a través de la producción y puesta en circulación de herramientas simbólicas de reivindicación, como también desnaturalizar prácticas y discursos sexistas que encontramos profundamente arraigados en nuestra cultura

• Hablamos de un hacer procesual, tanto en sus formas como en su método, en el sentido de que en vez de estar orientado al objeto o el producto, cobra significado a partir de la producción y a través de la circulación

• Las preguntas que acompañan nuestro trabajo definen una estrategia comunicativa a través de: re significación de objetos y frases habituales // des funcionalización de elementos y discursos // descontextualización de palabras e imágenes // el humor, la ironía otras yerbas

• Casi siempre elegimos desplegar nuestras acciones en espacios públicos y no dentro del contexto de los ámbitos de exhibición habituales del mundo del arte y muchas veces recurrimos a operaciones de apropiación de objetos de circulación masiva o técnicas de sobre identificación tendientes a subvertir sentidos originales

• Con la intención de alentar a la reapropiación, de producir recepciones dispersas y abiertas en contraposición a la tradicional contemplación artística y posibilitar múltiples interpretaciones eludiendo el discurso lineal del panfleto político es que elegimos utilizar materiales de bajo costo para hacer afiches, objetos que pegamos en la calle, repartimos y dejamos en diferentes contextos y armamos esta página Web a través de la cual se puede acceder y bajar casi todo nuestro trabajo

• Nuestro trabajo pretende ser un aporte al feminismo global, disperso y diverso, a la ampliación de los límites de lo que se entiende por arte o de lo que se denomina activismo así como seguir poniendo en discusión aquello que llamamos política sin más y que pocas veces ha pensado el feminismo como una política.


PROYECTO HETERONORMA

Al irrumpir en el espacio público con las preguntas: “¿Es usted heterosexual? ¿Cómo se dio cuenta?” o “¿Cree que su heterosexualidad tiene cura?” intentamos, en principio, generar incomodidad y poner en crisis una construcción segura, hacer estallar una narrativa única. 

ENCUESTA



INTERVENCION

Experiencia n º 1 - El Tejido Urbano











 El proyecto de la artista Liz Kueneke "El Tejido Urbano" es una intervención pública en la que la gente participa marcando lugares significativos en un mapa de su ciudad bordado a mano. Los participantes marcan tanto lugares positivos como negativos cosiendo símbolos con hilo. Por ejemplo, “¿Dónde está el corazon de la ciudad?”. O “¿Dónde hay un lugar positivo para la comunidad?”. O “¿Dónde hay un lugar peligroso?”. También pueden bordar imágenes personales y palabras en los bordes del mapa.






Este proyecto se ha realizado en Barcelona (España), Fez (Marruecos), Quito (Ecuador), Bangalore (India), Nueva York y Los Angeles (EEUU). Ahora el artista esta dedicando un año a realizar profundamente el proyecto en la isla de Ibiza.

Esta obra esta reseñada en tres nuevos libros: Hoopla: The Art of Unexpected Embroidery, City as Lab, and Mapping Different Geographies y en varios artículos.







En 2009 y 2010 se llevaron a cabo otros proyectos similares: “Locating Ourselves in Los Angeles”, en el que se utilizaron tres mapas sobre bastidores en Los Ángeles; "What Shape is Bushwick?", realizado en colaboración con Adriana Young, en Brooklyn; y un proyecto similar en Riobamba, Ecuador.














www.diariodeibiza.es
Domingo 18 de marzo de 2012
Arte

El Mapa que no orienta

La artista Liz Kueneke está creando un mapa emocional de Ibiza con su proyecto ´El tejido urbano´



Liz Kueneke está desarrollando en Ibiza parte de su proyecto ´El tejido urbano´, que consiste en la elaboración de un mapa emocional de la isla en el que los voluntarios cosen con hilos de colores sobre los lugares en los que les sucedió algo importante. Hoy vuelve a montarlo en Sant Josep en busca de nuevos ´tejedores´.



 

TANIT PARADA TUR | IBIZA Cuando Liz Kueneke formuló la pregunta «¿dónde has nacido?» a un treintañero de Ibiza, lo último que esperaba escuchar era esto: «En el campo». La respuesta no le debería haber sorprendido tanto, puesto que el chico se autodenominaba hippisenc (neologismo combinación de hippie y eivissenc). Lo más curioso es que aquella anomalía se dio en varias ocasiones. «El hippisenc me explicó que sabía qué comadrona había ayudado a nacer en casa a todos sus amigos», rememora. Kueneke (Chicago, 1976) ha escuchado muchas historias desde que trajo a Ibiza su proyecto artístico, ´El Tejido Urbano´, después de haber pasado por ciudades como Bangalore, Quito o Nueva York. Instalada en Ibiza desde hace dos años, esta estadounidense que dice no considerar su casa ningún lugar, inició la confección de un particular mapa isleño el verano pasado como parte de un festival de arte.

Ahora espera atraer a cerca de setecientas personas a participar en la conclusión del mapa, que empezó siendo un relieve de la isla cosido sobre una gran sábana blanca. Ese primer paso le supuso unas cien horas de trabajo «muy meditativas». El proyecto consiste en responder a una serie de preguntas sobre la isla cosiendo con hilos de colores cada respuesta. Por ejemplo, un lugar donde sucedió algo importante en la vida del voluntario. Luego, Kueneke enhebra el hilo a la aguja (cada pregunta va asociada a un color y dependiendo de si se trata de un residente o un turista hará un círculo o una cruz) y se la entrega al participante. «Cada vez que saco el mapa, enseño a alguien a coser», afirma rotunda.

En Ibiza, la pregunta más popular es «¿Qué lugar consideras más especial o mágico?». A juzgar por la cantidad de crucecitas y círculos que se amontonan en un pequeño punto al oeste de la isla, es Vedrà continúa sin rival como enclave místico. Cuando la respuesta es particularmente interesante, a Kueneke le gusta entrevistar al sujeto en vídeo. También toma nota de las respuestas de forma anónima.

En el mapa de Ibiza, los puntos de colores están distribuidos fuera de los núcleos urbanos. Así, la mayor parte de las respuestas se ubican en el campo. «Esto muestra que la ciudad no es un lugar importante para los ibicencos. Me da la impresión de que les gusta salir de su pueblo o su ciudad en cuanto pueden y la naturaleza forma parte de su rutina». Hay muchos lugares «secretos» marcados en la inmensidad de la sábana. «Los marcan «porque saben que nunca los encontrarán, pero en mi cerebro tengo toda la información guardada», comenta Kueneke entre risas. De momento no hay nada destacable ocurrido en una discoteca, solamente se marcó una porque el participante trabajaba en ella.

También bares, tiendas o restaurantes parecen estar al margen de las experiencias más destacables de cada individuo.

Superar los propios miedos
Según la artista, salir a la calle y montar el tenderete puede resultar una experiencia muy reveladora, una mezcla de arte e informe urbanístico. «Me gusta salir allá fuera», cuenta Kueneke que empezó con el Tejido Urbano en Barcelona en 2008. Por entonces simplemente cogió la sábana y la llevó a la plaza bajo su casa. «Es una manera de superar mis propios miedos. Es fascinante conocer a toda la gente con la que me he topado. Es enriquecedor escuchar sus historias, la gente suele ser muy honesta». El procedimiento es siempre el mismo: saca el tenderete y espera a que alguien se le acerque, curioso. Ese primer encuentro es «un poco intimidante al principio». Luego explica al voluntario que se trata de una manera de compartir su visión sobre el lugar en el que vive, utilizando hilo y aguja.

«Este es un proyecto de vida que me recuerda que la gente tiene el mismo tipo de sueños y de deseos sin importar donde viva», cuenta sobre la experiencia.

Liz Kueneke reside ahora en Ibiza después de haberse movido por ciudades de varios continentes. Desde Los Ángeles hasta Quito, pasando por Barcelona. Aunque reside aquí, viaja continuamente, sobre todo a la capital catalana, donde tiene su estudio. Nada más terminar la entrevista, ha de ir al aeropuerto para coger un vuelo que la llevará a Washington. Antes de subir a su coche murmura: «Tengo que ir a despedirme del cordero» y se acerca a su mascota para decirle adiós. En su casa de Ibiza guarda solo el mapa de la isla porque dice, el clima es demasiado húmedo y las telas se estropean.

La elección de un lugar u otro es una opción fundamentada puramente en la experiencia de cada individuo. «Muchos participantes marcan un lugar donde pasó algo importante, allá donde se enamoró, o donde dio un primer beso… cosas así», resume Kueneke. La suma de estas expresiones concluirá eventualmente en un mapa que reflejará una tendencia, una visión colectiva, en definitiva la relación de las personas con el lugar en el que viven. «Me gusta creer que el mapa es una herramienta, además de tener un lado poético. Es un retrato de la isla y lo que la gente piensa de ella, así como de qué manera la gente usa ciertos lugares o lo que debería cambiarse.»

Cuando puso en marcha el proyecto por primera vez la gente marcaba sus respuestas con una pegatina, pero Kueneke llegó a la conclusión de que «lo hacían y se iban». «Yo quería que hablaran de ese lugar. Pensé que si tenían que coser sus respuestas, se pasarían más tiempo y se convertiría casi en un grupo de costura como antaño, cuando las mujeres se reunían para charlar. Y eso pasa, la gente habla y discute sobre los distintos enclaves, hay debates como «¿hacia qué dirección va Ibiza?». La obra de Kueneke aspira pues a provocar la reflexión: un mismo sitio puede evocar sentimientos muy distintos.

«Muchos son los que sienten un fuerte rechazo hacia zonas muy turísticas como Platja d´en Bossa o Sant Antoni…, pero quizás alguien se ha enamorado en Platja d´en Bossa! Solo porque un sitio sea considerado como feo no significa necesariamente que todos lo vean de ese modo.

Hay gente que lleva toda su vida viviendo ahí y les encanta. Me gustaría que la gente viera estos sitios con una perspectiva diferente después de ver lo que otros piensan de ellos». Kueneke explica que hasta el momento, los participantes se han centrado en responder las cuestiones positivas, dejando de lado las preguntas tipo «¿qué lugar se debería cambiar?».

En este sentido, la artista se topó una vez con una mujer mayor que había vivido durante toda su vida en la misma casa, cercana a la iglesia de Sant Antoni. Le dijo que vivía ahí incluso desde antes de que Sant Antoni se convirtiera en el pueblo que es hoy, cuando todo lo que tenía a su alrededor no eran más que un puñado de sabinas. «¡Y después se construyeron todos estos desastres!», dijo la mujer señalando a los hoteles de su alrededor en el pueblo. Kueneke reflexiona: «Estoy bastante contenta de haber descubierto la isla en un momento en que aún conserva su belleza… me alegra no haber experimentado lo que esta mujer relataba, creo que algo así te partiría el corazón».

Un millar de ´tejedores´
De momento han participado unas 350 personas, aunque Kueneke espera lograr la cifra de un millar de ´tejedores´ antes de que se cumpla el año desde que inició el proyecto, en agosto. Entre los que han marcado algún lugar se encuentran familias con niños, ancianos, turistas, jóvenes, religiosos y políticos. Hombres y mujeres a partes iguales. Entre todos ellos, Kueneke ha escuchado «muchas historias de hippies». Por ejemplo, «muchos marcan que han vivido en cuevas», asegura. «En varias ocasiones me dijeron aquello de ´viví en una cueva durante tres meses y me cambió la vida´», comenta sorprendida.

Una de las historias que más gustaron a la creadora del Tejido Urbano fue lo que ocurrió durante una de esas ocasiones que sacó su mapa, una mañana durante las fiestas de Sant Mateu. Los participantes locales parecía que sentían una especial antipatía por Santa Agnès.

«Marcaban cosas muy buenas sobre Sant Mateu y cosas negativas sobre Santa Agnès. Y lo hacían bromeando y riendo pero podías ver que había cierta rivalidad entre los dos pueblos». Intrigada, preguntó a un amigo sobre el fenómeno y este le indicó que quizás se debía a la parte de verdad de una leyenda, recogida por el historiador Joan Marí Cardona. Al parecer, las iglesias de Sant Mateu y Santa Agnès se hicieron a toda prisa porque ambos pueblos querían acabar su templo el primero. La razón es que el obispo les prometió una imagen a los que terminaran antes. Los de Santa Agnès tuvieron la mala suerte de que la iglesia se desplomó antes de terminarla. A pesar del contratiempo, los coroners no desistieron, de manera que lograron terminarla incluso antes que la de Sant Mateu quienes, pensando que ya habían ganado, se confiaron. Por este motivo, la iglesia de Santa Agnès es la más baja de toda la isla.

Curiosamente cuando Kueneke estuvo en Santa Agnès recientemente, ocurrió lo mismo: los coroners estaban muy orgullosos de Santa Agnès. Quizás no tanto de Sant Mateu.

Mientras que en Marruecos la quisieron detener por error, creyendo que era una espía de la CIA, en Barcelona estaban seguros de que el proyecto artístico era una tapadera para recabar información inmobiliaria privilegiada. Pero lo cierto es que el único lugar donde un policía local le instó a sacar su mapa del espacio público por no contar con los permisos necesarios fue en las calles de Dalt Vila. Cuando ya lo estaba desmontando, el agente volvió a acercarse emocionado. «Vino a decirme que había leído en Internet sobre mi proyecto y que le había entusiasmado y que me ayudaría en todo lo necesario», recuerda Kueneke. «Aun así, tuve que recoger el mapa», dice con una sonrisa.

Lo volverá a montar hoy en Sant Josep a la espera de conocer más historias, reflejo de la relación única entre un individuo y su entorno.