miércoles, 24 de agosto de 2011

Martín Guerrero: Dislocación en cadena


Una intervención activando dispositivos inesperados en un barrio.
Por Luciana Ponte // 11 de marzo de 2009
Tu obra no es estrictamente de carácter callejero, ¿podrías contarnos sobre esta intervención automovilística y sus repercusiones en el barrio?
La intervención fue sobre un Ford Sierra Rural totalmente desmantelado, incendiado y abandonado en la intersección de las calles Humboldt y Villarroel en el barrio de Villa Crespo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
A las 15hs. comenzamos a cubrir el auto con membrana asfáltica. Este material se utiliza en el rubro de la construcción para impermeabilizar techos de hormigón o chapa. La colocación se realiza soldándola con soplete.
De la familia de mi viejo heredé conocimientos del oficio de la albañilería. Esto, más 6 años de colegio industrial hicieron de mi formación algo muy lejano a las artes visuales. Eso entendí hasta que frecuenté el taller de Patricio Larrambebere. Fue así que comencé a trabajar la dislocación de la función de estos materiales sobre diferentes espacios y objetos.
Volviendo a la intervención. La gente del barrio reaccionó de diversas formas. Algunas sólo observaban, una señora le dijo a uno de los presentes: “un artista que hace algo así es un fracasado”, otros no sabían de qué se trataba pero le gustaba. Una particularidad, nadie habló conmigo directamente.
La circulación de personas fue fluida y variada. Algunos se quedaron un rato, otros improvisaron una mesa con una tabla y dos caballetes, compraron bebidas y algo de comida en los chinos de la vuelta y se quedaron de principio a fin.
Era domingo y jugaba Boca-River, la presencia policial en las calles era escasa o más bien nula, pudimos trabajar tranquilos. Digo pudimos porque el trabajo lo realicé con la ayuda de Ezequiel Semo, un artista amigo.
La intervención duró alrededor de 4 horas. Y hasta aquí mi parte, ya que una vez que nos retiramos, la gente a lo largo de 4 meses comenzó a realizar una serie de acciones que fueron haciendo al conjunto de la obra.

Acá está el meollo, tu acción movilizó varias cosas en el contexto barrial. ¿Cómo fue que se fue dando esta seguidilla de intervenciones posteriores? ¿Lo habías previsto?
¿Qué es lo que había sucedido? No sé, lo concreto fue la “activación” de este objeto y su relación totalmente aletargada con la gente durante más de 2 años.
Inmediatamente terminada la intervención no sé quién, o quiénes rompieron la membrana que cubría las ventanillas y parabrisas. Continué pasando todas las semanas para registrar con la cámara todo lo que iba sucediendo.
Luego el Gobierno de la Ciudad colocó dos calcos advirtiendo la “inspección del vehículo y su posterior remoción de la vía pública”. Esos calcos fueron cortados con trincheta por alguien y se los llevó con membrana y todo. Las acciones provocaban más acciones y reacciones por parte de la gente, hasta el punto de que el auto intervenido terminó siendo utilizado como “vivienda” por un indigente.
Me preguntás si esperaba que pasaran esta serie de “cosas”. Para nada, por eso considero que todas las acciones ejercidas sobre la obra fueron haciendo al conjunto de la misma. Y esto me hico repensar el trabajo y su relación con el entorno.
Al llamar la atención sobre este objeto abandonado, disparaste un montón de movimiento en la gente, generaste un espacio habitable desde el desperdicio. ¿Creés que el arte tiene el poder de cambiar realidades?

La persona que terminó viviendo en el auto generó algo curioso. Mi intención fue deconstruir la utilidad del material membrana y él, al habitar el auto, le devolvió su función original de impermeabilizante, pero no sobre una casa, sino sobre un auto devenido en “vivienda”, con lo cual realizó una deconstrucción del objeto.

Convengamos que el análisis verdadero debería pasar por la situación de esa persona y no por si lo que hizo fue una deconstrucción, una performance o lo que fuera. La persona se adueñó del auto como lo hice yo durante 4 horas.

Por otro lado el señalamiento que realicé sobre ese objeto sacó a la luz muchas cuestiones que hacen a nuestra realidad e idiosincrasia. El resto es un detalle anecdótico.

En cuanto a que si el arte puede generar cambios radicales, estoy convencido que sí. El arte todo es una manifestación del ser humano y como tal, repercute directa o indirectamente, positiva o negativamente sobre su entorno. Así vivimos, dentro de un gran entramado de relaciones físicas y psíquicas en el cual se va generando constantemente un efecto dominó producto de la acción y la no acción entre uno y de los demás.

Mi obra no es de denuncia, sí de observación, análisis y acción. Por ejemplo, en este trabajo no intento acusar la falta de vivienda, eso fue consecuencia de haber tocado alguna fibra del entramado al que hice referencia antes.


En el momento de trabajar en la vía pública uno debe ser consciente que está adoptando una postura política.
El concepto de “espacio público” está lleno de eufemismos y ambigüedades. El mismo no puede ser utilizado por los habitantes para expresarse libremente, pero sí puede ser utilizado por el poder de turno para lanzar campañas políticas, realizar actos, pintar paredes, concretar negocios y ejercer violencia de todo tipo. El poder no pide permiso, nosotros debemos hacerlo todo el tiempo.
Me interesa abordar el espacio, pero no desde la concepción tradicional de la escultura. Esto es: “lo estético”,”el equilibrio”, “la armonía” y demás términos que hicieron de la escultura en espacios públicos meros objetos de decoración o reivindicación de personajes históricos.
A mi entender, esto proviene de un sector históricamente elitista que se encargó de quitarle vitalidad a la obra.
¿Cómo? Primero, apoderándose del espacio y luego colocando la obra en un pedestal, enrejándola y otorgándole al creador el mote de “genio”. Entiendo que estas cuestiones responden a una época, pero no se pueden negar sus consecuencias. El conjunto de estos elementos forjaron al imaginario cultural, de manera tal que la distancia entre obra y espectador se tornó cada vez más profunda y compleja. Acortar esa distancia es muy difícil, pero necesario para que la obra se torne vital.


El espacio no es aire, ni es vacío listo para ser llenado. Tampoco el arte es sólo para iluminados.

Cuestión que el auto fue retirado finalmente pasados los 4 meses de realizada la intervención y luego de 2 años de haber estado abandonado ahí. Junto con este auto se llevaron otros dos que se encontraban a una cuadra de distancia.

¿Cómo sigue esto de los materiales dislocados? ¿Vas a seguir trabajando en la calle?

Para este año tengo pensado concretar dos proyectos ligados al espacio público. Uno será de la misma índole que el auto, pero en la playa de maniobras del ferrocarril San Martín. El otro será en Sáenz Peña, una localidad de la provincia de Bs. As. Allí hay varias cuadras sin veredas que costean grandes predios ferroviarios pertenecientes al Estado, pero entregados en concesión a una empresa de logística de origen brasilera (ALL). La idea es trabajar sobre algún sector del perímetro de esos terrenos.
Por otro lado tengo una serie de trabajos que no están ligados a la vía pública. En 2008 en el IUNA, (facultad a la que asisto desde 2001), realicé una intervención sobre una ventana de 2,55m x 4,5m, coloqué unas “cortinas” (las cuales nunca existieron) de membrana sin aluminio, 4 paños de 1m x 3,5m.
En diciembre de ese mismo año tuve la posibilidad de exponer junto a otros artistas en lo que fue la muestra “Paraíso Industrial”.
Allí intervine 6 máquinas en desuso que se encontraban tiradas por el lugar. Las coloqué en línea y las cubrí con salpicrette (un revestimiento utilizado en la construcción para realizar terminaciones en las paredes). La iluminación la resolví instalando 10m de bandeja tira cable y 4 tubos fluorescentes. Este tipo de iluminación y montaje es utilizado en la industria.
La idea era representar una línea de producción totalmente estancada, me pareció muy acorde al lugar, un depósito de plásticos que dejó de funcionar en 1986.



Las imágenes de estos trabajos se pueden ver en: http://www.flickr.com/photos/martinguerrero/

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